miércoles, 5 de noviembre de 2008

Occidente Actual

El nuevo siglo trae consigo una nueva reestructuración en los roles sexuales. Tanto en los del hombre como los de la mujer. Por simples barreras biológicas a estos dos seres se les ha considerado distintos, pero ahora las fronteras se hacen cada vez menos visibles. Estamos en una situación donde las necesidades que un sexo tiene del otro se han hecho cada vez menos imprescindibles.la sociedad y la misma forma como la mujer se ha ido desenvolviendo hacen que ya no sea tan necesario el hombre para la supervivencia. Por ejemplo las mujeres ya pueden ser capaces de tener un hijo sin la presencia física de un hombre, por la fertilización o por implante de óvulos.
En los últimos 20 años se han dado una serie de transformaciones en cuanto al concepto de feminidad y masculinidad y lo que socialmente le es permitido hacer al hombre y a la mujer. Durante la adolescencia estos cambios confunden al joven que está definiendo y constando su identidad como hombre o mujer. Socialmente se refiere a cómo las relaciones de la persona con los demás son determinadas por el sexo, psicológicamente se refiere a como la personalidad y la conducta son determinadas por el sexo.
Es decir los roles sexuales son expectativas (normas) culturalmente definidas que describen un patrón de actitudes y conductas "apropiadas "(aceptables o deseables) e "inapropiadas" (prohibidas o indeseables) para los hombres y mujeres.
Las diferencias sexuales son un hecho biológico que interactúa con factores culturales, los cuales finalmente determinan lo que se espera de un hombre o de una mujer.
El rol sexual se le enseña al individuo desde que nace .Una vez que se determina el sexo los padres, la familia y la sociedad en general se encargan de transmitirle las conductas apropiadas para el o ella. A medida que el niño o la niña crecen y se van identificando con el sexo biológico al que pertenecen, se van haciendo más concientes de lo que se espera de él o ella según las normas establecidas en su grupo.Se considera que ser femenina significa ser cálida, afectuosa, tierna, temperamental, ilógica, quejosa, débil, sumisa, delicada, que se interese por las labores del hogar etc.; mientras que al hombre se le exige ser fuerte, estable, lógico, competitivo, agresivo, independiente, autosuficiente, severo, arrogante, que no muestre sentimientos de de debilidad, que no llore, etc.
Por otro lado, estudios llevados a cabo en México como en otros países latinoamericanos muestran una mejor salud mental y adaptación en individuos, tanto hombres como mujeres que tienen un balance entre características supuestamente "femeninas" y "masculinas". Esto quiere decir que no sólo es posible sino saludable ser independiente y expresivo, firme de carácter y amable, emocional y seguro de sí mismo, afectuoso y competitivo, consciente de los sentimientos de los otros.
Sin embargo, en los últimos años estas demandas culturales se han ido modificando y cada vez más se acepta que tanto el hombre como la mujer asuman comportamientos que hasta hace algunos años eran percibidos como exclusivos de él o ella.
La socialización sexual debería estar encaminada a poner menos énfasis en las diferencias sexuales culturales, a fin de que el adolescente asma una situación de cambio continuo y flexibilidad en los papeles regidos y limitantes impuestos a hombres y mujeres.

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