miércoles, 12 de noviembre de 2008

Sexo, Genero, Rol Sexual y Rol Social

Rol Sexual


El "género" o rol sexual en sentido amplio es lo que significa ser hombre o mujer, y cómo define este hecho las oportunidades, los papeles, las responsabilidades y las relaciones de una persona.

Mientras que el sexo es biológico, el "Género" o rol sexual está definido socialmente. Nuestra comprensión de lo que significa ser una mujer o un hombre evoluciona durante el curso de la vida; no hemos nacido sabiendo lo que se espera de nuestro sexo: lo hemos aprendido en nuestra familia y en nuestra comunidad a través de generaciones. Por tanto, esos significados variarán de acuerdo con la cultura, la comunidad, la familia, las relaciones interpersonales y las relaciones grupales y normativas, y con cada generación y en el curso del tiempo.

A partir de estos "géneros" aparecen unos estereotipos de género, que son el conjunto de creencias existentes sobre las características que se consideran apropiadas para hombres y para mujeres. Estos serían la feminidad para las mujeres y la masculinidad para los hombres.

Y éstos estereotipos a su vez crean los roles sexuales, es decir, es la forma en la que se comportan y realizan su vida cotidiana hombres y mujeres según lo que se considera apropiado para cada uno.


Rol social


Se refiere al conjunto de funciones, normas comportamientos y derechos definidos social y culturalmente que se esperan que una persona (actor social) cumpla o ejerza de acuerdo a su estatus social adquirido o atribuido. En todo grupo hay miembros de diverso status, unos de rango superior y otros de rango inferior y a cada status corresponde un rol, es decir, un determinado comportamiento en presencia de otros. Así pues, el rol es la forma en que un status concreto tiene que ser aceptado y desempeñado por el titular. Algunos status conceden al titular ciertas inmunidades al desempeñar el rol, como por ejemplo, al enajenado mental se le permiten comportamientos que no se les permiten a otras personas. Si el individuo no desempeña su rol de la forma esperada, puede tener riesgo de exponerse a sanciones. Puede decirse en castellano papel social, aunque es menos frecuente en la literatura especializada.


Influencia de los medios masivos de comunicación en el desarrollo de los roles


Los medios masivos de comunicación son uno de los ámbitos más importantes en los que se desarrollan mayores roles o papeles sociales. Existen, desde hace mucho tiempo, roles que afectan al género en la publicidad, al vender un status.


En el caso de la mujer:


* Reclamo erótico-sexual-estético: es el reclamo más tradicional y más arraigado a los inicios de la publicidad, por el cual se induce al consumo tras vincular las expectativas de satisfacción con las necesidades sexuales. Este tipo de reclamo, presenta a la mujer sin identidad propia, sólo pone su cuerpo y belleza al servicio de las satisfacciones de los varones. Se presenta a la mujer como mero objeto, un elemento más que forma parte del producto anunciado.

* Reclamo estético: en este caso se utiliza a la mujer para adornar los productos. En general, se hace uso de una mujer que responde a los cánones generalizados de belleza: extremada delgadez, tez morena, cabellera larga y pechos exuberantes. Se encuentra habitualmente en perfumes y productos cosméticos.

* Rol de ama de casa o madre: se muestra a la figura femenina realizando las tareas del hogar. Cada vez se suaviza más este rol con aquello de que la sociedad avanza hacia la igualdad entre los sexos. Aun así la mujer es la que protagoniza la mayoría de los spots para productos de limpieza y cocina.

* La mujer en función del hombre: es el rol que muestra cómo la mujer se ocupa del cuidado personal del hombre. Este cuidado abarca desde la alimentación y el vestuario hasta decoración de ambientes, lo que llena de gratificaciones al hombre. Está relacionado con el tópico de que "detrás de todo hombre hay siempre una mujer".

* Liberación de la mujer: acorde con el avance de la igualdad de sexos se pretende mostrar a una mujer moderna. A mediados de los 80 se crea un novedosos estereotipo femenino que aleja a la mujer del prototipo tradicional de ama de casa y sumisión al hombre, representando a una mujer independiente, liberal, dinámica, activa que trabaja fuera de casa a cambio de un salario, y accede a lo público.


En el caso del hombre:


* El hombre ausente: consiste en esconder la figura del hombre y sólo mostrar el objeto que utilizará el hombre. Dígase un reloj, una pluma, algo de ropa... Destacan por ser anuncios que utilizan un fondo neutro.

* El hombre fragmentado: consiste en fraccionar el cuerpo de un hombre porque se considera que ciertas partes tienen un determinado valor. Por ejemplo, un pecho musculoso o una espalda robusta son rasgos propios de la fuerza.

* El otro: lo que entendemos por este modelo es aquel sujeto publicitario que no responde a las características del hombre occidental. Por tanto, cabe hablar de cómo es la fachada exterior del hombre que aparece en el anuncio publicitario: destaca, en muchas ocasiones por el color de la piel o el cabello y, en otras, por la indumentaria (quimonos, chalecos, albornoces...). Un ejemplo claro son los anuncios del whisky Cutty Sark en los que, a veces, un joven occidental practica surf o toca el tam-tam en un poblado africano, siempre acompañado por alguien de raza negra.

* El hombre disfórico: este modelo es muy parecido al anterior, ya que ambos suponen una negación del sujeto publicitario. Sin embargo, este sujeto choca con el mundo que caracteriza la publicidad, donde la principal característica es la felicidad perenne y si, por alguna de aquellas, hace acto de presencia la enfermedad, el cansancio o algunos problemas como la caspa, calvicie o exceso de pelo, su aparición es momentánea porque el producto actúa como una pócima mágica que elimina cualquier tipo de problema.

* El hombre trabajador: la figura del hombre ha desplazado al sujeto publicitario del ámbito público y laboral, al privado y familiar. Así aparece un nuevo sujeto que es más lúdico que trabajador, más gozoso que productor. Ese predominio de lo festivo sobre lo laboral se debe al carácter persuasivo del mensaje publicitario. Por eso, podremos afirmar que en el hombre publicitario se está produciendo una feminización. Y puesto que el cansancio nunca puede salir en publicidad, este puede desglosarse en dos modelos:

* El hombre trabajador que figura en el anuncio como representante del consumidor

* El hombre trabajador que redunda en el beneficio del consumidor.

* El testimonial, el objetivo de este rol es doble:

o Avalar las bondades de la mercancía con la presencia del experto y propiciar la identificación entre este y el consumidor.

o Propiciar la identificación entre éste y el consumidor (lo cual se consigue por medio de una serie de procesos mentales y sociales).

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Los roles masculino y femenino

Los hombres se han reservado para sí el desempeño de aquellas tareas más importantes para el funcionamiento social, especialmente en la medida en que éstas implican el control sobre los demás aspectos de la dinámica social. Así, la economía, política, legislación, religión, educación, etc., han estado siempre en manos del hombre o bajo su supervisión. Igualmente, los varones han desarrollado una serie de mecanismos conducentes al mantenimiento y perpetuación de la situación descrita. Estos mecanismos han consistido, fundamentalmente, en el fomento para los hombres y el impedimento para las mujeres de una serie de aptitudes, intereses, valores y rasgos de personalidad, y viceversa; así como en la difusión, a través de las instituciones sociales, de los dos conjuntos de rasgos estereotipados, masculino y femenino, de tal manera que los niños y niñas vayan aprendiendo los rasgos que se consideran propios de su sexo. Paralelamente se desarrollan una serie de mecanismos de control -judiciales, reforzamientos sociales, castigos, etc.- que favorecen el aprendizaje en cada sexo de su rol.
Las características propias de cada sexo que encontramos en las expectativas y prescripciones sociales son: los hombres son más inteligentes, fuertes, hábiles y ágiles que las mujeres; están interesados en valores teóricos, económicos y políticos, mientras que las mujeres lo están en valores estéticos, sociales y religiosos; la personalidad del hombre posee como rasgos la independencia, dominancia, motivación por el éxito e inexpresividad, y la de la mujer, la dependencia, afectividad y expresividad; el hombre tiene una sexualidad poderosa y activa, mientras que en la mujer el desarrollo de ésta es mínimo y tiene un carácter marcadamente pasivo.
Los resultados de las investigaciones que han intentado averiguar si esos dos conjuntos de rasgos estereotipados corresponden en la realidad a lo que son los hombres y mujeres y sus respectivos comportamientos han mostrado, en líneas generales (dada la enorme diversidad de comportamientos, aptitudes y actitudes comprendidas) que los hombres y mujeres se adecuan bastante en la práctica a lo que determinan las prescripciones sociales como propio de su sexo. Sin embargo, la mayoría de las investigaciones han mostrado también que esa correspondencia entre las prescripciones sociales y la realidad se debe, fundamentalmente, a variables socioculturales y no a determinantes de tipo biológico.

El estudio científico de los roles sexuales

Se han desarrollado teorías concernientes al proceso de adquisición del rol sexual. Estas diferentes interpretaciones del proceso por el cual los niños y niñas van organizando su desarrollo psíquico de acuerdo con las características masculinas y femeninas que se presuponen específicas de cada sexo, difieren entre sí en la consideración de cuáles son las causas determinantes de tal diferenciación. El enfoque biologicista tiende a subrayar los posibles efectos de la estructura anatómica y fisiológica, biológicamente determinada, en la aparición y desarrollo de diferencias en la conducta humana. La teoría psicoanalítica enfatiza la importancia que ejerce en el niño la identificación con la figura parental del mismo sexo. La teoría del aprendizaje social destaca el papel que premios y castigos, así como la observación y el modelamiento, desempeñan en la adquisición de conductas adecuadas para cada sexo. A su vez, la teoría cognitiva insiste en los caminos a través de los cuales los niños se socializan, tras haber quedado firmemente categorizados como varón o hembra.

Durante muchos años se consideró la masculinidad y la feminidad como una única dimensión, con dos polos, que hacía posible clasificar a los individuos en un determinado punto de ese continuo. Es decir, éstos podían ser en mayor o menor grado masculinos o femeninos, pero nunca las dos cosas a la vez. Asimismo, los roles sexuales estaban rígidamente ligados al género, de manera que el ser masculino o femenino dependía básicamente de ser hombre o mujer.

China


Esta es la mirada de China ante el acto sexual

La mayoría de los principales lineamientos acerca de la sexualidad china fueron probablemente ya elaborados entre los siglos 500a.c. y 200 a.c. Aún cuando los términos y conceptos parezcan anticuados y ajenos a nuestro lenguaje cotidiano, es de suma importancia tenerlos siempre presente cuando se realice la lectura de los tratados, ya que ayudaran a una comprensión cabal de la vida y costumbres sexuales de esta antigua cultura. A continuación serán expuestos de manera resumida.
La Mujer
Todas las secreciones y fluidos del útero y de la vulva de la mujer constituyen la esencia Yin, la cual es un revestimiento necesario para permitirle al semen masculino convertirse en embrión.
La mujer contiene un depósito de esencia Yin inagotable, a diferencia del hombre cuya cantidad de esperma es limitada. Dicha esencia es activada con la excitación sexual y, por esa razón, el orgasmo femenino fortalece (y no debilita, como en el caso del hombre) su energía vital (qi), mejora su salud, prolonga su juventud y potencia.
La superioridad sexual de la mujer, por lo antes expuesto, es más que evidente. Por lo tanto la mayoría de los textos hacen mayor énfasis en educar al hombre, de manera tal de alcanzar una satisfacción equivalente para ambos amantes.
La Relación Sexual
El contacto sexual cumplía con un doble objetivo. Por una parte tenía como fin la concepción, para que el hombre cumpliera su papel en el orden universal al perpetuar la familia. Este era un deber sagrado ante sus ancestros ya que la felicidad de los difuntos se aseguraba con los sacrificios de los descendientes en la tierra. En segundo lugar, el acto sexual era la oportunidad para fortalecer la vitalidad y la salud masculina a través de la absorción de la esencia Yin de la mujer, mientras que la mujer se beneficiaba al activarse su naturaleza Yin latente.
El coito es considerado parte del orden natural y la practica del mismo es deber sagrado de todo hombre y de toda mujer, nunca es asociado a la culpa moral. Esta unión se practica en la privacidad familiar, no por ser algo indecoroso, sino debido a que su raíz de carácter divino hace de la unión un acto el cual no debe realizarse frente a extraños.
El Hombre
El esperma es el bien más precioso del hombre, es la fuente de su salud física y de su energía vital. Esta última disminuirá a menos que se compense con una cantidad equivalente de esencia Ying femenina. Para ello el hombre debe darle completa satisfacción a la mujer cada vez que tiene contacto sexual con ella.
Debido a la porción limitada de esperma que el hombre posee, debe restringir la eyaculación especialmente a los días en los cuales la mujer es más propensa para concebir, esto es, cuando ella tenga la suficiente esencia Yin que provea una fertilidad mayor.
Durante los días en los cuales la mujer no era fértil el hombre debía hacer que su pareja alcanzara el orgasmo sin él eyacular. De esta forma ambos se beneficiarían en cada coito: él fortaleciendo su esencia vital, ella estimulando e intensificando su esencia Yin. Este principio implicaba que el hombre tenía que aprender a prolongar el acto sexual sin llegar al orgasmo de modo que pudiera absorber, al aumentar el tiempo en el cual su miembro estaba en el interior de la mujer, la esencia Yin que lo revitaliza.
Una vez que esta actividad es realizada correctamente, la esencia Yang del hombre, fortalecida con la femenina, asciende a lo largo de la columna beneficiando al cerebro y a todo el organismo.
Si el hombre eyacula cuando la mujer tiene una mayor posibilidad de ser fecundada, la pérdida de esencia Yang se compensa con el nacimiento de hijos perfectos en cuerpo y mente. Con ello la realización adecuada del acto sexual no sólo beneficia la salud de los padres sino también la de su descendencia.
No obstante, es importante tener en cuenta que los desarrollos contemporáneos de la sexualidad taoísta no recomiendan el tipo de abstención de coitus reservatus. Para retener su energía vital (qi), el hombre ha de aprender técnicas específicas y de esa forma poder eyacular en cada coito una vez que ha logrado que la mujer alcance el orgasmo

Medio Oriente


En el islam, la sexualidad es un bien, un don de Dios para las criaturas. Sería prolijo citar todos los dichos del Profeta (paz y bendiciones) donde se ensalza la sexualidad, lo cual ha hecho que durante siglos el islam fuese considerado en occidente como una religión inmoral y lujuriosa.
El matrimonio es un hecho altamente recomendado, hasta el punto de que el Profeta dijo: "el matrimonio es la mitad de la religión, y la otra mitad es la consciencia de Dios" (taqua). Una cosa importante es que la palabra árabe usada para designar al matrimonio — nikâh — también designa al coito. Nikâh tiene un sentido muy concreto: "la lluvia se desposa con la tierra". La identidad lingüística entre el acto sexual y el matrimonio dificulta el discurso moralista: siempre que hay coito hay matrimonio.
Hay hadices tremendamente claros sobre la importancia concedida a las relaciones sexuales, y sobre el rechazo al celibato. El Profeta dijo: "¡Hombres jóvenes! Os recomiendo la relación sexual". También dijo: "A quienquiera que le guste seguir mi tradición, que sepa que el matrimonio forma parte de mi tradición". Citamos algunas anécdotas, a partir del libro "La sexualidad en el islam" de Sayyid Muhammad Rizvi:
‘Uthman ibn Maz’un fue un compañero cercano al Profeta. Un día su mujer fue a ver al Profeta y se quejó: "¡Oh Enviado de Al-lâh!, ‘Uthman ayuna durante el día y permanece orando durante la noche". En otras palabras, ella quería decir que su marido se estaba absteniendo de mantener relaciones sexuales con ella. El Profeta se enfadó tanto que ni siquiera esperó a ponerse sus zapatillas. Salió fuera -con las zapatillas en las manos- y fue a casa de ‘Uthman. El Profeta le encontró orando. Cuando ‘Uthman finalizó sus oraciones, se giró hacia el Profeta, y éste le dijo: "¡Oh ‘Uthman!. Al-lâh no me envió para la vida monástica, sino que Él me envió con una vía sencilla y recta. Yo ayuno, rezo y también tengo relaciones íntimas con mi esposa. Así, a quien le guste mi tradición, entonces debe seguirla, y nikâh es una de mis tradiciones". Puesto que ‘Uthman ya estaba casado, no hay duda de que la palabra nikâh en este hadiz hace referencia a las relaciones sexuales.
En otro hadiz transmitido por ‘Ali, se narra que algunos compañeros del Profeta habían jurado abstenerse de las relaciones sexuales con sus esposas, de comer durante el día y de dormir durante la noche. Umm Salamah, la esposa del Profeta, le informó sobre este grupo. El Profeta salió fuera donde estaban sus compañeros y dijo, "¿Os abstenéis de las mujeres mientras yo voy con las mujeres? Yo como durante el día y duermo durante la noche. A quien le disguste mi tradición, ese no es de los míos". Después de este discurso, Al-lâh reveló la siguiente aleya:
«¡Creyentes! ¡No prohibáis las cosas buenas que Al-lâh os ha permitido!
¡Y no violéis la ley, que Al-lâh no ama a los que la violan!
¡Comed de lo lícito y bueno de que Al-lâh os ha proveído!
¡Y temed a Al-lâh, en Quien creéis!» (Corán, 5:87-88)
En primer lugar, considera al sexo, alimento y sueño entre «las cosas buenas que Al-lâh os ha permitido»; y en segundo lugar, el celibato y la abstinencia son consideradas como «violación de la ley de Al-lâh».
Después de que descendieran estas aleyas, aquellos compañeros fueron a ver al Profeta y le dijeron, "¡Oh Enviado de Al-lâh! Nosotros hemos hecho juramento de abstenernos de aquellas cosas". Esto es, ¿cómo podemos ahora romper nuestro juramento de abstinencia? Entonces Al-lâh reveló la siguiente aleya:
«Al-lâh no tendrá en cuenta la vanidad de vuestros juramentos...»
(Corán, 5:89)
Según esto, un juramento de celibato o de abstinencia de las cosas lícitas y buenas es considerado por Dios como un «juramento vanidoso».
El matrimonio incluso eleva el valor de las oraciones. El Profeta dijo, "Dos rak’at de una persona casada son mejores que una noche de vigilia y el ayuno de una persona soltera". El Profeta dijo: "Si alguien desea ir al encuentro de Al-lâh en pureza, entonces debería ir a Su encuentro con pareja".
Una mujer fue a la casa del Profeta y su penetrante perfume pronto llenó la casa. Cuando el Profeta le preguntó a la visitante, la mujer le dijo que ella lo había intentado todo para atraer a su marido pero en vano; él no dejaba su meditación para prestarle atención alguna. El Profeta le contó para que informara a su marido sobre la recompensa de la relación sexual la cual describió como sigue: "Cuando un hombre se aproxima a su mujer, él está protegido por dos ángeles y es como un guerrero luchando por la causa de Al-lâh. Cuando tiene relación con ella, sus transgresiones parecen como las hojas de un árbol (en otoño). Cuando realiza la ablución mayor, está limpio de pecados". Es decir: el mantener relaciones sexuales y luego lavarse completamente equivale a quitarse de encima los pecados.
Existe una aleya del Corán que ha sido interpretada como una licencia para todo tipo de posturas:
«Vuestras mujeres son campo labrado para vosotros,
venid pues a vuestro campo como queráis,
haciendo preceder algo para vuestras almas,
y mantenéos conscientes de Dios,
y sabed que Le encontraréis.
Y da buenas nuevas a los que creen »
(Corán, 2:223).
Con esto, el Corán abres puertas a otras consideraciones, que parecerían más propias del tantrismo que de lo que comúnmente se asocia con el islam. La promesa que Al-lâh nos ofrece a través de las relaciones sexuales no es otra que Su encuentro. Todo deseo es deseo de unión, de volver a la fuente de todo lo existente. Todo deseo es deseo de Al-lâh, y al nivel de nuestra formación orgánica, no hay encuentro que supere el coito.
En una ocasión, el Profeta citó como un ejemplo de uno de los tres tipos de crueldad el de "un hombre que hace el amor con su mujer antes de estimularla". Otro hadiz compara el sexo sin excitación preliminar con conductas animales: "Cuando cualquiera de vosotros haga el amor con su mujer, que no vaya a ella como un pájaro; en lugar de eso él debe ser lento y pausado". El Profeta dijo: "No debe haber ninguno entre vosotros que haga el amor con su mujer como animales; más bien debería haber un mensajero entre ellos". Cuando le preguntaron sobre el significado de ese mensajero, él dijo: "Significa besando y hablando". El Profeta dijo: "...todo juego de un creyente es nulo excepto en tres casos: en la equitación, en el tiro con arco y en la mutua excitación con su mujer; estos son haqq (auténticos, verdaderos)".
Sobre la importancia del placer sexual, existe un hadiz donde Muhámmad concede el divorcio a una mujer sobre la base de que su marido no la satisface. También dijo: "El mejor de vosotros es el que mejor trata a su mujer".
En definitiva: la sexualidad y el placer son dones de Dios, y rehusar a ellos es una vanidad y una torpeza. El cuerpo humano es como un campo para la labranza, generador de goce y de sosiego. Existe una cortesía en el amor, y respetar esa cortesía no implica ninguna represión, ni la aceptación de límites contrarios a la naturaleza humana. La cortesía en el amor es el signo de la superación de la crueldad y de la zafiedad en las relaciones sexuales, de la hipocresía y del puritanismo. La dulzura de trato, la conversación y las caricias son la llave de la unión. Toda intimidad es intimidad con Al-lâh.

Occidente Actual

El nuevo siglo trae consigo una nueva reestructuración en los roles sexuales. Tanto en los del hombre como los de la mujer. Por simples barreras biológicas a estos dos seres se les ha considerado distintos, pero ahora las fronteras se hacen cada vez menos visibles. Estamos en una situación donde las necesidades que un sexo tiene del otro se han hecho cada vez menos imprescindibles.la sociedad y la misma forma como la mujer se ha ido desenvolviendo hacen que ya no sea tan necesario el hombre para la supervivencia. Por ejemplo las mujeres ya pueden ser capaces de tener un hijo sin la presencia física de un hombre, por la fertilización o por implante de óvulos.
En los últimos 20 años se han dado una serie de transformaciones en cuanto al concepto de feminidad y masculinidad y lo que socialmente le es permitido hacer al hombre y a la mujer. Durante la adolescencia estos cambios confunden al joven que está definiendo y constando su identidad como hombre o mujer. Socialmente se refiere a cómo las relaciones de la persona con los demás son determinadas por el sexo, psicológicamente se refiere a como la personalidad y la conducta son determinadas por el sexo.
Es decir los roles sexuales son expectativas (normas) culturalmente definidas que describen un patrón de actitudes y conductas "apropiadas "(aceptables o deseables) e "inapropiadas" (prohibidas o indeseables) para los hombres y mujeres.
Las diferencias sexuales son un hecho biológico que interactúa con factores culturales, los cuales finalmente determinan lo que se espera de un hombre o de una mujer.
El rol sexual se le enseña al individuo desde que nace .Una vez que se determina el sexo los padres, la familia y la sociedad en general se encargan de transmitirle las conductas apropiadas para el o ella. A medida que el niño o la niña crecen y se van identificando con el sexo biológico al que pertenecen, se van haciendo más concientes de lo que se espera de él o ella según las normas establecidas en su grupo.Se considera que ser femenina significa ser cálida, afectuosa, tierna, temperamental, ilógica, quejosa, débil, sumisa, delicada, que se interese por las labores del hogar etc.; mientras que al hombre se le exige ser fuerte, estable, lógico, competitivo, agresivo, independiente, autosuficiente, severo, arrogante, que no muestre sentimientos de de debilidad, que no llore, etc.
Por otro lado, estudios llevados a cabo en México como en otros países latinoamericanos muestran una mejor salud mental y adaptación en individuos, tanto hombres como mujeres que tienen un balance entre características supuestamente "femeninas" y "masculinas". Esto quiere decir que no sólo es posible sino saludable ser independiente y expresivo, firme de carácter y amable, emocional y seguro de sí mismo, afectuoso y competitivo, consciente de los sentimientos de los otros.
Sin embargo, en los últimos años estas demandas culturales se han ido modificando y cada vez más se acepta que tanto el hombre como la mujer asuman comportamientos que hasta hace algunos años eran percibidos como exclusivos de él o ella.
La socialización sexual debería estar encaminada a poner menos énfasis en las diferencias sexuales culturales, a fin de que el adolescente asma una situación de cambio continuo y flexibilidad en los papeles regidos y limitantes impuestos a hombres y mujeres.

martes, 4 de noviembre de 2008

Machismo en la sociedad actual

Aquí les tengo un video en el que se nota claramente el machismo de la sociedad actual


Edad Moderna

La familia y su tratamiento jurídico también experimentan cambios. La modernidad representa el paso de la familia extensa, patriarcal, a la familia nuclear, no necesariamente estable. El divorcio no se convierte en una práctica extendida, y tampoco es original de la Edad Moderna, pero la sonora separación de Enrique VIII y Catalina de Aragón dividiría Europa tanto como la Reforma. Se ha argumentado incluso que los diferentes regímenes del matrimonio y de la herencia, tanto como las distintas religiones conformarán distintas estrategias económicas y mentalidades sociales de cara a la formación de la sociedad capitalista.
La Malinche y Hernán Cortés, en el Lienzo de Tlaxcala, Diego Muñoz Camargo, 1585. La sumisión de la mujer coincide aquí con la sumisión de un continente entero, pero también demuestra cómo puede jugarse un papel activo, incluso determinante. En otros casos, las mujeres podían llegar a ocupar el poder, como reinas o regentes, circunstancia poco común fuera de Europa.

Catalina de Erauso, la monja alférez, representa una trayectoria vital radicalmente distinta, pero no tan opuesta como podría parecer. Lo excepcional de su caso nos recuerda que la salida de los roles esperables: madre, monja o prostituta, no era asumible socialmente.
Todas las grandes civilizaciones de la Edad Moderna siguen el modelo patriarcal que restringe a la mujer a un papel subordinado y la invisibiliza ante la historia; pero la mujer no está ausente, ni de la sociedad ni de los documentos. Los llamados estudios de género o, más propiamente, la Historia de la mujer tienen para el periodo de la Edad Moderna mucha tarea por realizar. El papel de la mujer en la civilización occidental fue seguramente más visible, y su visibilidad histórica mayor, cuando el azar y las leyes dinásticas le permitían el papel de reina o regente. Aunque la Edad Media había dispuesto de mujeres en esa función (Teodora de Bizancio, Leonor de Aquitania, Urraca de León y Castilla), la historiografía solía tratarlas con una extraordinaria misoginia. En cambio, algunas reinas de la Edad Moderna han sido tratadas con gran admiración (Isabel I de Castilla la católica, que ha sido incluso propuesta para beatificación, o Isabel I de Inglaterra la reina virgen), aunque bien es cierto que muchas otras han sufrido su inclusión en crueles estereotipos (Juana la loca, María la sangrienta de Inglaterra, Cristina de Suecia, Catalina II de Rusia la grande) algunos de ellos vinculados a una libertad de costumbres en lo sexual que en los reyes varones se daba por supuesta. El estereotipo de la mujer pacificadora (tan viejo como la humanidad, como puede verse en el mito del rapto de las sabinas) también se vio escenificado en su papel como prenda de paz entre dinastías que las conduce al matrimonio (Isabel de Valois a Felipe II de España, Ana de Habsburgo a Luis XIII de Francia...) o en la llamada Paz de las Damas. Lo excepcional son las mujeres a las que se concede un papel intelectual, a veces vinculado con su posición excéntrica, bien las monjas (en camino de ser santa, como Teresa de Jesús o poeta, como Sor Juana Inés de la Cruz), bien las cortesanas venecianas (como Verónica Franco). Un caso paralelo son las geishas japonesas, que a lo largo de la edad moderna fueron suplantando a los varones que antes realizaban las funciones no evidentemente sexuales que las caracterizan. En algún caso, la posición de subordinación de una mujer quedaba superada por las circunstancias para adquirir un insospechado protagonismo individual, como ocurrió con La Malinche, la esclava-traductora-concubina azteca de Hernán Cortés.
Sin perjuicio de esa tendencia general, la Edad Moderna registra algunas civilizaciones y situaciones en las que las mujeres ocuparon un papel protagónico, como el de la Confederación Iroquesa, en donde existía una división del poder político entre hombres y mujeres, de resultas del cual las cinco naciones que integraban la alianza estaban gobernadas por las mujeres que eran cabeza de cada clan. Algunos antropólogos analizan el caso como uno de los muchos y diferentes ejemplos de situaciones de lo que tradicionalmente se llamaba matriarcado y sostienen que sólo anacrónicamente pueden entenderse como un precoz feminismo Otros autores describen una realidad más compleja, ya que entre los iroqueses el poder político-militar estaba rigurosamente dividido entre hombres y mujeres, ocupando aquellos los cargos militares y estas los cargos políticos. Una situación favorable para el protagonismo femenino se produjo en las revoluciones liberales, como la revolución francesa (en la que algunas mujeres pretendieron superar el papel social que se las limitaba al poder informal de los salones de Madame Pompadour) o la Guerra de Independencia Hispanoamericana en la que algunas mujeres ocuparon puestos decisivos como la Coronel Juana Azurduy en el Alto Perú.
Modo de vida
En el ámbito de las creencias, el hecho más elocuente del inicio de la modernidad es la quiebra de la unidad cristiana en Europa central y occidental, precedido del agitado caldo de cultivo de las herejías y las contestaciones críticas a la Iglesia romana en la baja edad media y que culmina en la Reforma protestante y el inicio de un largo ciclo de las guerras de Religión desde principios del siglo XVI. Asimismo, la secularización del saber, la consolidación de la ciencia y el avance del librepensamiento, basados en el pilar de la razón, generarán actitudes críticas hacia las religiones reveladas.
Estos cambios en la atmósfera cultural y su manifestación en los avances tecnológicos revolucionarán los hábitos materiales de las sociedades europeas y su visión y relación con el entorno a escala planetaria. Los nuevos inventos, en la navegación y en el campo militar, por citar dos ejemplos, facilitarán los descubrimientos geográficos y la apertura de nuevas rutas de navegación hacia los mercados de Extremo Oriente y hacia el Nuevo Mundo. En un plano más amplio, el nuevo marco cultural perfilado en el renacimiento y el humanismo generarán un escenario en el desarrollo del saber donde el hombre ocuparía un lugar central, cuya proyección alcanzaría su más elocuente forma de expresión en el espíritu de la Ilustración en el siglo XVIII y la configuración de Europa como paradigma de la modernidad.

Edad Media

La función asumida por cada sexo puede variar según las culturas y los pueblos, pero nunca, en ninguna parte, es la misma para ambos.
Ciertas tareas, por lo demás, son siempre asumidas por el mismo sexo. En todas las culturas cazadoras-recolectoras conocidas, son siempre los hombres los encargados de la caza, mientras que las mujeres siempre se dedican a la cocina y a la nutrición. En todas estas sociedades, igualmente son los hombres quienes ocupan la posición social dominante. Su dominio principal lo constituye la vida social y política. Las responsabilidades encargadas a las mujeres son generalmente de carácter privado: están más relacionas con el universo familiar que con la comunidad entendida en su conjunto.
Esta repartición de los roles sociales entre los sexos ha preocupado a los investigadores durante mucho tiempo.
Nunca existió un desarrollo unilineal de la humanidad, ni las diferentes culturas no han pasado sistemáticamente de la <> al matriarcado y después del matriarcado al patriarcado.
Por otra parte, las tentativas hechas hasta el presente para otorgar a los individuos un rol sexual diferente a su sexo biológico (experiencias de John Money y Anke Ehrhardt) han estado coronadas por multitud de sucesos.
Ciertos teóricos "culturalistas" (B.T. Davies, Paul Rosenblatt, Michael Cunningahm) han intentado demostrar que los factores biológicos intervienen muy débilmente en la determinación de las elecciones profesionales de la mujer. Esta afirmación está en sí misma sujeta a precaución. En la historia se encuentran escasísimas mujeres filósofas o compositoras de música, y en la actualidad la inmensa mayoría de las mujeres se dirigen vocacionalmente hacia las tareas más o menos vinculadas a su carácter propio. La proporción de camioneros varones es inmensa con relación a las mujeres del mismo oficio, quizás porque en cualquier parvulario todo el mundo puede observar que solamente los niños juegan con autos en miniatura y que, cuando estos juguetes se ofrecen a las niñas, pronto los desdeñan y se aburren con ellos. En los Estados Unidos, el 80% de las mujeres empleadas en la medicina tienden a consagrarse a la pediatría y la ginecología, mientras que la cirugía es ejercida casi exclusivamente por varones.
Estos hechos encuentran una explicación lógica en la teoría según la cual las diferencias sexuales de comportamiento social prolongan ciertas predisposiciones innatas, resultantes de la selección natural de la evolución y de una adaptación que ha marcado a los sexos en sus roles específicos.
Edad Media
La situación así examinada no parece muy favorable a la mujer. Y así es, desde luego, en la Alta Edad Media: el marido puede matar a su esposa adúltera después de perseguirla a latigazos, desnuda, a través del pueblo. La multa impuesta al asesino de una mujer es la mitad del precio de la muerte de un chico hasta los 14 años (época de la fertilidad femenina), superior al del varón entre los 14 y 20 y, a partir de los 20 años, seis veces inferior. La mujer sierva o esclava no puede casarse fuera del dominio de su señor y, si lo hace, sus hijos serán repartidos entre su señor y el de su marido. La mujer no elige, por supuesto, marido, pero acepta el que ha escogido su padre o su «linaje» por brutal, viejo o, al contrario, joven y amante que sea. De todas formas, corre siempre el riesgo de ser violada por algún bandido o por un señor rebelde y enemigo, de ser raptada, o de ser repudiada y condenada al convento si no a la muerte, según el buen parecer y deseo del hombre en general y del suyo en particular.
Eternamente menor de edad, la mujer pasa del «poder» de su padre al de su marido y no puede actuar nunca sin el permiso o la «licencia» de este varón. y no Hablemos finalmente de las condiciones de vida y existencia de la mujer de un labrador, de un miserable artesano en las ciudades, o de las viudas que componen la gran mayoría de la población pobre socorrida en las ciudades del final de la Edad Media.
Se deduce así, lógicamente, que desde la Edad Medía hasta nuestros días, el transcurrir de los años, decenios y siglos ha significado una evolución positiva, continua, ascendente de la mujer, tanto en lo que toca a la visión que de elija tiene la sociedad como la que ella lleva sobre sí misma.
Con Tomás de Aquino (1225-1274) santo y doctor de la Iglesia, esta «hija de Eva» se convierte en «una deficiencia de la naturaleza» que es «por naturaleza propia, de menor valor y dignidad que el hombre»; tras una rigurosa y aplastante demostración, el teólogo afirma que «el hombre ha sido ordenado para la obra más noble, la de la inteligencia; mientras que la mujer fue ordenada con vista a la generación».
En sentido contrario a lo que suele creerse, en !a Edad Media existe, a nivel del saber y de la enseñanza, una relativa pero cierta igualdad. Empezando por las capas «bajas» de la sociedad, en su mayoría campesinas, se advierte una ausencia generalizada de instrucción, tanto para los hombres como para las mujeres; éstas participan así de las conversaciones y de la vida social en posición de igualdad con sus maridos o hermanos. En un tipo de sociedad en el cual reina el analfabetismo, la transmisión oral de la cultura se realiza tanto a través de la madre o del padre a los hijos, como entre vecinos o vecinas, etc.
En la economía rural la mujer nunca estuvo ausente, compartió con los varones las diversas tareas de la siembra, las mieses o la cosecha, el cuidado de los animales y el mantenimiento de la casa. La incorporación de la mujer al trabajo -dividido en «oficios» o «artes»- se realizó a menudo a través de la asociación familiar: la mujer ayuda a su marido en el oficio de éste, y luego le sustituye o le sucede. En el seno de esta misma asociación familiar, el padre enseña su arte a hijos e hijas.
No obstante, en términos generales -y eso no es para sorprendernos-, los salarios femeninos solían ser inferiores a los masculinos y las más desfavorecidas eran las obreras que trabajaban en su domicilio.